La muestra «Punto y seguido pero, aparte…», donde la fotógrafa Lali Varvieri indaga en las imágenes de álbumes familiares, convirtiéndolas en arte y memoria, presencia y ausencia, inaugura el jueves en el Teatro Ñaca del barrio porteño de Villa Crespo: «para mi hablar de la muerte es hablar de la vida», afirma la artista que invita a detenerse en esas imágenes como excusa para apreciar los gestos que recopila desde una memoria propia y ajena de la infancia.
El proyecto bajo el nombre «Punto y seguido pero, aparte… punto y aparte pero, sigo» -en «un juego con las puntuaciones de una canción de la española Clara Peya», explica Varvieri-, inaugura el 5 de octubre a las 20 en Julián Álvarez 924 (CABA), un espacio dedicado al teatro y la música entre otras actividades culturales, que será habitado por sus memorias durante todo el mes.
Un pasillo lleva a un espacio con mesas y sillas, un piano junto a un jardín y un bar de tarde, son el escenario donde se verán los cuadros y la instalación que propone la artista y docente, egresada de la carrera de Artes de la Universidad de La Plata.
El proyecto fue concebido «como un estado de pausa que ayuda a respirar», cuenta la artista, motivado por la pérdida reciente de su madre y esa sensación de orfandad y desarraigo que la llevó a indagar «la presencia y la ausencia, la muerte como tabú», desde los registros familiares que rescata.
«La ausencia tangible se enlaza a una nueva huella: la de la memoria del ser amado y el recuerdo a través de los objetos heredados y las fotografías familiares», llama desde sus palabras, y de allí surge la clave para comprender la búsqueda de ir al encuentro para sentir esa ausencia: «Ella no está, pero más importante es que estuvo», señala.
Varveri presenta por primera vez en Buenos Aires este proyecto, con Martín Miralles como invitado, un médico del Equipo de cuidados continuos – ECCO Salud, quien la invitó el año pasado a exponer colectivamente ese trabajo en La Plata.
Esta ausencia que trae presencias en los recortes de manos entrelazadas y sostenidas, de la piel que parece ampliar contactos, o pies que caminan juntos sobre la arena, traen una decisión: una muestra fotográfica sin fotos de la artista.
«Las imágenes, las fotos son de momentos de la familia, de viajes, hay algunas de mi mamá cuando era chica, las que sacaba mi papá en vacaciones, cumpleaños, son todos recortes. Son espacios, miradas, manos, gestos, detalles, el primer auto de mi mamá…”, enumera Varvieri en diálogo con Télam, sobre esa faceta autobiográfica que se permite.
El proyecto «surge a raíz de la muerte de mi mamá, que falleció hace dos años», dice, como impulso para abordar el trabajo final de una maestría en fotografía dictada en línea desde Barcelona que cursó durante la pandemia.
Bajo la guía de Pedro Vicente acordó «tratar ese tema» que siempre le interesó, que presentó en febrero de 2022, y busca continuar investigando.
«Trabajo con la fotografía desde el álbum familiar que suele no considerarse una obra artística y hago un recorte de esa imágenes, busco esos gestos, qué más extraño hoy en día cuando hay tanto registro, porque tengo videos, audios de ella de WhatsApp pero el gesto, el tocar, el abrazar…», dice y hace una pausa.
«Entonces -continúa-, empecé a buscar esos recortes, las miradas, los gestos en esas fotos y armé un relato con un texto que acompaña la obra, para poner sobre la mesa este tema de la muerte que en nuestra cultura es muy tabú y es necesario trabajarlo, hablarlo».
«A mi me sirvió. No digo que a todo el mundo le ayude de la misma manera. Cada uno lo maneja como puede, pero en mi caso, como artista visual, me pareció interesante poder ir a esos temas tan difíciles de hablar y de encarar como es la relación de la muerte con la vida, porque, en definitiva, la muerte te da una perspectiva de la vida o te ubica en un lugar”, reflexiona.
Y añade: «por lo menos me pasó de ver con otros ojos lo que estás haciendo, las decisiones que tomás y la vida que estás llevando. Está relación de la ausencia y la presencia la llevo a la imagen visual, qué aparece o no, qué insinúo en la imagen que recorto. El tema básicamente es ese», resume.
«Me pareció interesante buscar lo más viejo, sus gestos, miradas que me acerquen al recuerdo que tengo de mi madre», dice sobre esas imágenes existentes que no necesitan ser rehechas.
Entonces acota: «me apropio de ese registro que tiene otra intención al de una muestra, porque el objetivo es recordar momentos específicos. Las tomo, modifico cosas, hago recortes, saco información, elijo qué mostrar y eso es un hecho artístico, algo que me parecía más interesante», explica sobre la decisión de no exponer de otra forma su encuadre de la vida.
«De hecho en la inauguración está invitado Martín Miralles, un médico de cuidados paliativos que conocí en el hospital cuando atendió a mi mamá. Nos pusimos a charlar después de unos cuatro meses de que falleció ella, le mostré el proyecto y me invitó a exponer en las Jornadas de cuidados paliativos que hicieron en La Plata en octubre del año pasado, y ahora me toca a mi invitarlo a esta muestra», explica.
En esa oportunidad «tenía el proyecto armado medio digital y lo resolví rápidamente, imprimí, lo puse en unos paneles», en cambio, ahora presenta otro tipo de impresiones a las que suma objetos heredados con esa particular carga emotiva, que serán parte de una instalación, a la que sumará un cuadro de su madre, cuyo sueño era pintar.
«Recupero esos pequeños objetos y armo obra con eso, lo sumo. Son 18 piezas de fotos pequeñas con texto enmarcadas de 30 x 30 centímetros. Es un obra chiquita porque es como íntima que invita al acercamiento, con textos escritos a mano al lado, dentro del marco; otras dos obras, la instalación y la pintura», enumera Varvieri.
La artista
La fotografía era una herramienta para Varvieri, quien cursó la orientación en grabado y arte impreso, un recurso para hacer otra cosa, un medio. Luego vendrán las fotos de músicos amigos como registro y la profesionalización, el cursar algunos talleres con Juan Rossi y Marina Villanueva, «y de a poco, sin querer, me fui alejando de la pintura y el grabado, dedicándome más a la fotografía», relata como parte de su recorrido. «Es la búsqueda del procedimiento», sintetiza.
En cuanto al espacio expositivo, rescata su condición atípica, “sin la frialdad de una sala de exposición, sino más cercano al rinconcito de una casa, al de un hogar». Al tiempo que subraya que la muestra que busca itinerar por otros lugares, no es pensada como un cierre ante la pérdida, el duelo, sino que busca desde lo particular una identificación y una reflexión: «es un tema que me interesa seguir investigando; no pretendo que todo el mundo esté hablando de la muerte todo el día porque yo no lo hago, pero me interesa ver cómo la vivimos, la del otro y sobre todo la nuestra».
«También está ese juego de qué recordamos, qué es real y cuál es la anécdota transformada en recuerdo. Toco también esos temas, la memoria, y siento que de repente, por ahí, se convirtieron en una obra de arte», señala Varvieri. Es en este punto cuando comparte cuáles de esas imágenes le resultan más cercanas: «una en la que estamos ambas, mi madre me agarra la mano -indica-. Dicen que aprendí a caminar en el mar, en la playa. En una aparece mi mano con la de ella y en otra hice el recorte de mis pies y los de ella caminando en el mar. Esa me parece relinda, no tengo ese recuerdo».
Aunque el proyecto parece hablar más de la vida que de la muerte, la artista sostiene que para ella «hablar de la muerte es hablar de la vida. La muerte es la única certeza que tenemos, es lo único que sabemos que sí o sí nos va a pasar y les va a pasar a todos y a todas. Entonces nos podemos hacer un poco los boludos, está bien, pero me parece que tener conciencia de eso ayuda en las decisiones que tomas y las elecciones que haces, el no estar tan en automático».
La clave, dice, “es intentar recordarlo y ser un poco más consciente de esto, del tiempo, de la finitud». Nacida en La Plata en 1987, Varvieri es artista plástica, fotógrafa y gestora cultural, y sus piezas tienen como soporte tanto la pintura como el grabado y la fotografía.
Ha participado como gestora y productora en proyectos colaborativos como Galería Afectiva/Efectiva, Guardan el Secreto?, Juan Topo Combi de Arte, Accionarte y Hembra y desde 2008 expone individual y colectivamente.
En esta investigación también están las lecturas sobre Delphine Horvilleur, entre otros escritores: «Trabajo más allá del marco de la fotografía para encontrar a mi madre y para encontrarme. Reducir el encuadre de una imagen, lejos de quitarle información, la expande; le otorga otra posibilidad», dice sobre una búsqueda que la lleva a «un intento emancipador de la muerte y la ausencia», y desde allí es que sugiere: «Es un punto y aparte, pero sigo».