La galería Ruth Benzacar inauguró dos exposiciones: «Estúpidos espantapájaros» de la artista santafesina Mariana Telleria, en la sala principal y, en sala 2, «depressos & kaputccinos» del argentino radicado en Alemania Tomás Maglione.
La muestra de Telleria, artista seleccionada para representar a la Argentina en la Bienal de Venecia 2019, despliega a lo largo de la sala central nueve inquietantes y crípticas figuras que ostentan distintas posiciones, y sostenidos por diferentes estructuras, una imaginería que la artista creó luego de un viaje en ruta con el que se encontró con este tipo de figuras dentro de unas plantaciones.
«Nueve formas desocupadas en busca de una historia» lleva por subtítulo la exposición de la artista oriunda de Rufino, provincia de Santa Fe, que invitó a crear nueve textos alrededor de cada una de estas esculturas, a poetas, novelistas, artistas y curadores como Alejandra Benz, Mariel Matoz, Julia Enriquez, Ana Wandzik, Emilia Casiva, Daiana Henderson, Alejo Ponce de León, Santiago Rey, Virginia Negri, Ástor Marquez Negri y Beatriz Vignoli.
La muestra -cuenta la artista a Télam- «nació cuando yo venía trabajando con la idea de un archivo que tengo guardado de testigos de identidad reservada y en el verano me encontré con estos espantapájaros, cerca de Rosario, en la ruta y con esa con esa imagen en la cabeza, la realidad conspiró a favor de ciertas formas«, detalla.
Para Telleria, «es difícil encontrar una linealidad en el surgimiento de las ideas, mi procesador funciona yendo y viniendo del pasado al presente y de cruzar cosas. Después tengo muchas imágenes de recorrer los museos, de ver las esculturas de mármol, por eso también a estos espantapájaros les digo los Bernini negros«, asegura en alusión al escultor barroco.
La artista señala que es también una parte importante de la obra «pensar en los dispositivos de sujeción de las esculturas«, como algunas escaleras, tarimas, palos de madera, estructuras, troncos, espejos: «Es más que solo un pedestal. Me interesa mucho la idea de la transformación de los espacios del arte, porque es cuando la fantasía se vuelve cuerpo físico», dice.
Sobre los textos que acompañan la muestra, en un cuadernillo al inicio de la sala, la artista relata: «Invité a nueve autores a que escriban una fábula alrededor de cada espantapájaros. Eso fue perder el control de la narrativa. Me gustaba que pasara por ese otro lenguaje. Lo único que les dije es que usen la palabra negro y que para mí eran espantapájaros en su día libre. Nada más», finalizó.
La idea del color negro, la insistente aplicación material del negro, ya es parte de la impronta de esta artista, que en sus trabajos suele abordar la aparente permanencia de las cosas, en un entorno proclive a la ambigüedad.
En Sala 2
Por otra parte, en la sala 2 de la galería, Tomás Maglione presenta -hasta el 2 de diciembre- un video y una serie de dibujos que realizó desde que se instaló en la ciudad alemana de Frankfurt, recorriendo las calles de la ciudad, «dibujos fantasmales» en sus propias palabras y que refieren a la inmigración, «privilegiada pero inmigración al fin».