Hoy, a 222 años de su creación, la Escuela Nacional de Náutica “Manuel Belgrano” sigue siendo el único instituto de formación de personal superior habilitado para operar buques de gran porte dedicados al transporte de todo tipo de mercancías por los mares del mundo.
Dependiente de la Universidad de la Defensa, en ella se cursan las dos carreras fundamentales para la conducción de un buque mercante, científico o de cualquier otra índole. Los egresados lo hacen con el título de Piloto de Ultramar o Maquinista Naval, según hayan cursado la especialidad cubierta o máquinas.
Además de contar con su acreditación como marinos, los que se reciben lo hacen con un título universitario en grado de licenciatura que, en el caso de los maquinistas, los deja a muy pocas materias de alcanzar la condición de ingenieros mecánicos, industriales o electrónicos.
Pero que sea redituable y prestigiosa parece no ser suficiente para concitar el interés de quienes buscan un horizonte profesional. Es que de la carrera de Maquinista Naval es una de las profesiones mejor remunerada del país, con sueldos que van desde 200 mil pesos a 550 mil pesos, y tiene plena salida laboral, pero no hay interesados en estudiarla.¿Falta de vocación o de difusión?
A pesar de la debacle que la Marina Mercante Argentina sufrió a partir de la década del 90, cientos de marinos profesionales son requeridos para atender las necesidades del transporte marítimo y fluvial del país. Esto implica que la Escuela de Náutica no forma a futuros desocupados. “El nivel de empleo hoy es del 100%, incluso podemos afirmar que nos encontramos con profesionales en condiciones de jubilarse y que no lo hacen debido a la falta de mano de obra”, señaló Hernán Varela, del Centro de Jefes y Oficiales Maquinistas Navales, entidad que nuclea a los marinos de la especialidad máquinas.
“En este momento contamos con alrededor de 700 oficiales activos, de los cuales 200 están en condiciones de jubilarse pero no lo hacen por no contar con relevos en cantidad suficiente. Formar un oficial insume cuatro años y, en esta profesión, con 25 años de ejercicio profesional y 52 de edad se está en condiciones de retirarse”, agregó el directivo.
Según el Centro de Jefes y Oficiales Maquinistas Navales, la cantidad de jóvenes que se presentan para rendir examen de ingreso en la escuela en los últimos años no supera los 20, cuando el cupo de ingreso es de al menos 60. “A este número hay que restarle las bajas a lo largo de la carrera por lo cual la cifra de egreso es exigua”, indicó Varela.
En tanto, lo que el país necesita para garantizar que el servicio de transporte no se resienta en el corto plazo es una inscripción anual de al menos 300 postulantes, con un ingreso de los 60 mejores y un producto final por camada de al menos 40 oficiales.
Infobae consultó con autoridades de la Armada Argentina y del Ministerio de Transportes acerca de los motivos por los cuales una actividad que -según los datos aportados por las principales navieras del país- es retribuida con sueldos superiores a los de muchos altos ejecutivos de empresas nacionales, está sino al borde de la extinción, al menos en una situación muy delicada.
“Debemos convenir que la formación de un oficial de la Marina Mercante es una tarea que tiene dos aristas insoslayables, por un lado es una inversión fuerte que el Estado Nacional realiza y que demanda del alumno una alta exigencia en materia intelectual y física. Por otro lado el régimen de formación de un marino exige un cierto grado de templanza del carácter para que el futuro oficial pueda afrontar las exigencias que la vida a bordo imponen. Por ello, y sin llegar a tener un régimen militar, la ESNN es un instituto de formación naval sujeto a una rigurosidad muy diferente al de una universidad civil”, señalaron desde la Dirección General de Educación Naval.
Desde el Ministerio de Transporte, en tanto, reconocen que no han sido felices hasta el momento las acciones para difundir los beneficios de esta profesión. “Muchos chicos piensan que los estamos invitando a seguir la carrera militar porque ven a los cadetes luciendo su uniforme de marinos. Vale destacar que al egreso del instituto de formación la carrera se ejerce en el ámbito civil y en el sector privado. Es verdad que todo oficial de la Marina Mercante egresa también como Oficial de Reserva de la Armada Argentina, pero su eventual convocatoria solo registra antecedentes durante la guerra de Malvinas”, explicaron.
Ernesto es un veterano marino mercante, aquilata cientos de miles de millas náuticas navegadas y relata. “Muchas veces hablo con amigos de mis hijos sobre lo que fue mi vida a bordo. Tuve la posibilidad de navegar en buques argentinos y en cruceros o buques de carga extranjeros. Conocí el mundo entero, proviniendo de una familia muy humilde en pocos años alcance una posición socio económica más que envidiable para alguien que trabaja en relación de dependencia y hoy con 55 años soy un joven jubilado que ejerce otra actividad. A pesar del asombro que causan mis relatos noto con tristeza que cuando les detallo algunas de las exigencias que la carrera presenta se desalientan, es como que hablar del esfuerzo inicial los desmotiva”.
Por todo esto, los ministerios de Transporte y Defensa, junto con el Centro de Maquinistas Navales, lanzaron una campaña de difusión para dar a conocer la carrera.
Con solo mirar en un mapa la ubicación geográfica de Argentina, se comprende rápidamente que el transporte marítimo es el principal medio de salida de las exportaciones agrícola ganaderas hacia los principales mercados a los que el país abastece y, al mismo tiempo, el que posibilita el ingreso de la inmensa mayoría de los insumos importados necesarios no solo para el consumo hogareño sino además para buena parte de los procesos industriales. Es por ello que la importancia de mantener los buques en servicio es estratégica más allá de los aspectos económicos.
Si bien es cierto que en la actualidad las grandes navieras internacionales son la que acaparan estos tráficos, la existencia de una actividad marítima de cabotaje regional resulta imprescindible para el transporte interno. Un caso paradigmático está dado por el transporte de combustible crudo desde las plantas de extracción ubicadas en el extremo sur del país hasta las grandes refinerías y centros de almacenaje y la posterior redistribución de los subproductos hacia distintos puntos de consumo. Entre ellos las centrales térmicas de generación de electricidad.
“Siendo que la formación está a cargo del Estado Nacional la misma es gratuita. Es cierto también que el cadete por el tipo de régimen y los horarios de actividades no puede tener actividad laboral mientras cursa la carrera pero para cubrir las eventuales necesidades que un aspirante -sobre todo del interior- pueda tener, el propio Centro de Maquinistas Navales beca a la totalidad de los cadetes y les brindará a partir de 2022 alojamiento en caso que lo necesiten”, aseguraron.
Las carreras de Maquinista Naval y Piloto de Ultramar están abiertas para jóvenes de ambos sexos de entre 18 y 24 años (con una tolerancia en algunos casos hasta 26), argentinos nativos o por opción. Los requisitos de ingreso incluyen el tener estudios secundarios completos, rendir un examen de ingreso que incluye matemáticas e inglés (entre otras materias), acreditar aptitud psicofísica conforme a la profesión y sortear un periodo inicial de un mes denominado “adaptación al medio”.
Ambas especialidades tienen una duración de 4 años, tres en aula y uno a bordo de distintas unidades de la Marina Mercante durante el cual el cadete pone en practica los conocimientos adquiridos y es supervisado y calificado por los oficiales del buque que tripule. El titulo de egreso tiene – en virtud de la normativa vigente- reconocimiento internacional sin necesidad de ninguna reválida y los sucesivos exámenes de ascenso se rinden en la misma escuela previa realización de los cursos respectivos. El título de grado corresponde a la categoría “Licenciatura”.
Por último, y dentro de las consultas efectuadas por este medio, los principales representantes del sector empresario de la Marina Mercante coincidieron en expresar su preocupación por el cada vez mayor déficit de marinos profesionales. De agravarse esta tendencia tendremos que habilitar los mecanismos legales que prevén la contratación de mano de obra extranjera, algo que parece increíble en un país que atraviesa el flagelo del desempleo y los bajos salarios y en el que oportunidades laborales como esta parecen ser ignoradas por la juventud argentina.