Las muchas caras de Clorindo Testa: homenajes y cruces en torno a su obra

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Un homenaje a Clorindo Testa en la Fundacin Andreani Foto Camila Godoy
Un homenaje a Clorindo Testa en la Fundación Andreani. /Foto: Camila Godoy.
Foto Camila Godoy
Foto: Camila Godoy.

Desde exposiciones que recorren su faceta más personal, como una muestra que acaba de inaugurar Fundación Andreani con objetos de su casa y de su estudio, hasta un café de especialidad de lleva su nombre, Clorindo Testa (1923-2023), el arquitecto y artista que revolucionó la escena local, es tributo de numerosos homenajes que revelan la vigencia de su legado en el centenario de su nacimiento y a diez años de su muerte.

Testa en el edificio que diseñó

 
Frente al Riachuelo, sobre avenida Pedro de Mendoza al 1900, se ubica el edificio de Fundación Andreani que proyectó Clorindo Testa después del año 2001 y el último que diseñó, aunque no llegó a estar a cargo de su construcción, que ocurrió dos décadas después. En esa estética y esa gama de colores tan en sintonía con la impronta de Benito Quinquela Martín que define al barrio de La Boca, la esencia de Clorindo sobrevuela el espacio.

 Foto Camila Godoy
Foto: Camila Godoy.

Como una «manera de jugar a estar en su lugar», Fundación Andreani, junto con Fundación Clorindo Testa, inauguró una instalación sonora, expositiva y de animación que reimagina siete escenas de la vida cotidiana del arquitecto ítalo argentino a través de objetos personales, como sus inconfundibles anteojos cuadrados de marco grueso y obras de sus colecciones, barcos y máscaras. Su esposa, la artista Teresa Bortagaray, contó que varias de esas piezas conviven con ella todavía y en una recorrida de prensa se mostró deslumbrada por la «genial muestra» con «objetos» que Clorindo «quiere mucho».

Con una luz tenue, casi a oscuras, el recorrido invita a descubrir distintos espacios relacionados a la vida de Testa, como ese juego que se propuso el espacio artístico para entrar un poco en la intimidad de Testa, en el marco de su ciclo «Fantasmas», por el cual invocan la vida de artistas muertos: su sobretodo gris oscuro y su paraguas, colgados en un perchero, dan la bienvenida como marcas de objetos de uso cotidiano, mientras en otra escena, una vitrina exhibe varios de los barcos que Testa fue coleccionando motivado por su interés en la ingeniería naval, una afición por la que tuvo un paso breve antes de comenzar sus estudios en Arquitectura.

Foto Camila Godoy
Foto: Camila Godoy.

«Se están haciendo un montón de homenajes a Clorindo y nosotros tenemos este espacio que ya de por sí es bien de Clorindo. Por eso, nos encantaba la idea de mostrar su universo más íntimo que pocas veces está exhibido al público, todo lo que lo acompañaba en su vida cotidiana», sostuvo, por su parte, Milagros Velasco, coordinadora de Cultura de Fundación Andreani.

Un highlight de esta muestra es la recreación de su escritorio, tal como estaba montado, incluido el reloj que marca la hora: sobre un tablón de madera algo tosco asoma una pila de papeles, otro tanto de lápices se aglutinan en un pote, en el centro sus anteojos reposan, como si el arquitecto se hubiera desplazado por un momento de ahí. Son todos objetos reales que la fundación prestó para habilitar este acercamiento más íntimo a la figura de hombre nacido el 10 de diciembre en Nápoles bajo el nombre de Clorindo Manuel José Testa.

«Quisimos hacer una muestra que no joda a la familia y que no se meta en su intimidad pero que si pueda compartir un poco de esa intimidad» desde sus pensamientos y sentimientos fue parte de la forma en la que pensaron esta instalación desde la productora Soluciones Peligro/Cabeza Hueca, contó Guido Poloni. En esta clave, el recorrido incluye un espacio que recrea la cocina de Clorindo con ollas que cuelgan y una vitrina con recipientes de cocina, como frascos, utensilios y un pimentero.

Foto Camila Godoy
Foto: Camila Godoy.

Mención aparte merecen las dos escenas dedicadas a las obras de otros artistas que Testa coleccionó, desplazando así su faceta de creador de obras y objetos por la del coleccionista: además de los barcos, hay una selección de las máscaras africanas que trajo de distintos viajes y una gran cabeza con forma de felino que modeló con sus propias manos. La escena se completa con la animación de una de esas máscaras que se proyecta sobre una tela negra transparente oscura, evocando esa cosa fantasmagórica de ausencia y presencia que aparece de forma inesperada para el espectador durante el recorrido de la muestra. Otra zona en esta dimensión como coleccionista de artistas contemporáneos es la que reúne una gran cabeza de pájaro, obra de Alfredo Arias, y una cerámica de su esposa Teresa Bortagaray, artista especializada en esa disciplina, entre otras piezas.

En el Museo Fortabat

 
También la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat en Puerto Madero (Olga Cossettini 141) inauguró este jueves la muestra «El monstruo de Testa», que se podrá visitar hasta mediados de febrero y que reúne una gran escultura montada en la explanada de la institución, la cual dialoga con otras obras de Testa exhibidas en la colección permanente, así como con tres de sus apuntalamientos instalados en el subsuelo de la Colección.

La más impactante de estas obras es la escultura ubicada en la plaza pública que antecede al ingreso del espacio privado y que Testa concibió como una crítica a la problemática de la basura en el mar: se trata de una especie de animal en gran tamaño, como un dinosaurio con cabeza de dragón o de caballo, realizado con residuos recolectados en las playas de Península Valdés, en Chubut, tales como cubiertas y otros elementos que arrojó el mar. Cuenta Julio Suaya, director ejecutivo de la Fundación Testa, que la obra le fue encomendada al artista en 2009 por el presidente de la Fundación Ecocentro para ser instalada en el Centro de Investigación Marina de Puerto Madryn. Ese mismo año también se exhibió en arteBA.

 Foto Camila Godoy
Foto: Camila Godoy.

Pero el año en clave Testa no sólo se llenó de muestras dedicadas a distintos aspectos de su obra tan fluida en lenguajes -de la plástica a la arquitectura, a la escultura y el dibujo- sino que incluyó cruces experimentales en ámbitos inesperados, como el estreno de un documental de Mariano Llinás que no trata sobre el arquitecto pero que le rinde su nombre por el homenaje que el cineasta le rinde a su padre, Julio Llinás, quien sí tuvo una amistad con Clorindo y reflejó en un libro. O en otro terreno menos esperado aún, la inauguración de un bar en el barrio de Recoleta que sus dueños decidieron llamar Clorindo.

Ubicado detrás de la biblioteca Ricardo Güiraldes, el café de especialidad nació luego de una licitación del Gobierno de la Ciudad para generar proyectos en espacios abandonados pospandemia. Había algo en ese lugar que al arquitecto encargado de la obra le hacía acordar a Testa, por lo que empezaron a investigar: «El arquitecto que había hecho esa obra si no había sido Clorindo sí había tenido fuertes influencias porque no solo la estructura tenía una forma característica de las obras de Clorindo, sino que la pintura interna tenía los colores que él usaba, colores celestes, naranjas y rojo», contó a Télam Agustín Cairo, dueño y socio del bar junto a Gastón Inglesini.

 Foto Camila Godoy
Foto: Camila Godoy.

Con esa impronta, los dueños del proyecto situado en la porteña calle Talcahuano al 1200 decidieron recuperar «la estética» Testa y lo hicieron teniendo «en cuenta el minimalismo y el brutalismo» así como la paleta de colores característica de su estilo, logrando un cruce entre arquitectura y arte. Y sobre todo, como dicen, un homenaje nada más ni nada menos en un año redondo para las efemérides del pintor, escultor y arquitecto que nació en Italia en 1923 y murió en Buenos Aires en 2013.

Además, hasta el 10 de noviembre, en Torre Macro se puede recorrer «Estoy vivo. Arquitectos del pasado, del presente y del futuro» compuesta por dibujos, piezas cerámicas, bocetos, maquetas y esculturas que ponen de manifiesto su condición de artista y arquitecto, dos aristas que en la trayectoria de Testa son indisociables. La muestra se organiza en tres tiempos de arquitectos y allí lo que se puede ver son las influencias y lecturas de Clorindo, como en el caso de la sección «Arquitectos del pasado» donde se explora el interés que tuvo Testa por las civilizaciones egipcias.

Foto Camila Godoy
Foto: Camila Godoy.
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