La Biblioteca edita por primera vez la novela de Alfredo Varela sobre el actor Parravicini

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Foto: Prensa

«La vida romántica y aventurera de Parravicini» es un libro editado por la Biblioteca Nacional que recupera la vida y obra del actor popular Florencio Parravicini (1876-1941) a través de las cincuenta y dos notas que el periodista y escritor Alfredo Varela (1914-1984) publicó, con el seudónimo de Martín Alvera, sobre su vida en la revista «¡Aquí Está!» entre julio y diciembre de 1945.

Prologado por Javier Trímboli y Guillermo Korn, quienes seleccionaron y publicaron las crónicas de Varela bajo el título, «¡También en la Argentina hay esclavos blancos!», este libro forma parte de la colección Los Raros de la Biblioteca Nacional.

Tomás Schuliaquer, quien junto a Federico Boido y Nicolás Reydó, trabajó en la selección y compilación de «La vida romántica y aventurera de Parravicini» dice a Télam que Varela escribió estas notas cuando era un militante comunista, ya había publicado ‘El río oscuro’ que ya había sido un éxito, y trabajaba como periodista.

«Escribe sobre Parravicini en una revista de interés general en la que ya escribía desde el 43 con bastante regularidad notas muy diversas. Su seudónimo -Martín Alvera- empieza a aparecer en 1945 y se mantiene hasta el año 50 pero alterna con su nombre. No hay motivo tan claro de por qué a veces usa el nombre y otras el seudónimo. En este caso, uno podría pensar que tenía que ver con su recorrido como periodista y también por el vínculo con el partido comunista para el que no era importante que escribiera estas notas», explica Schuliaquer.

Sobre este interés por este cómico popular, el investigador conjetura que «tiene que ver con la pregunta por una figura popular y el pueblo que lo consume. Parravicini era un hombre que al teatro que iba lo llenaba y la gente se agolpaba para verlo sobre todo las primeras dos décadas del siglo XX. Por otro lado, era un personaje muy particular que de tan egocéntrico termina siendo muy egoísta en contexto de la época».

¿Por qué volver a leer a Varela pero sobre todo la vida de una figura popular como fue Parravicini? «Aporta reconstruir la popularización del teatro y de la cultura de masas popular en la Buenos Aires de principios de siglo, la modernización de la Ciudad de Buenos Aires, la masificación del teatro, esa gente que va al teatro noche tras noche de manera multitudinaria a ver teatro y como esa ciudad que se va transformando con la llegada de más gente», sostiene.

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Sobre la ubicación del libro en la colección Los raros de la Biblioteca, Schuliaquer apunta que al ser «una colección que tiene la particularidad de reeditar obras de la cultura popular que no han sido tan leídas o reeditadas, genera un encuentro de joyitas que están en el acervo de la Biblioteca y la editorial se propone volver a poner en circulación siempre con estudios preliminares que encuadren la importancia de volver a publicar ese texto».

«En este caso el libro también es una primera edición. Son 52 notas que están en una revista. Hay una rareza también en la propia producción de Varela por no ser de un tema aparentemente incluso desde su lugar de escritor. Ahí nosotros hacemos una operación sobre su propia obra porque creemos que es un texto que vale la pena ser leído, incluso en la producción de Varela», subraya.

El investigador la define como «una biografía novelada que vale la pena ser leída». «Quizás la incomodidad de Varela es esa escribir sobre un cómico de cuna aristocrática poco preocupado por la cuestión política. En el caso de Parraviicni lo fuerte era su improvisación, filma muchas películas pero cuando uno ve esas películas no llega a generar lo que sí generaba su improvisación. Si había algo que lo caracterizaba era la interpelación al público, era un gran cómico popular. Nosotros le damos la materialidad del público para que genere nuevos lectores», resume.

A su vez la Biblioteca cuenta con el archivo personal de Alfredo Varela. La llegada de ese material a la institución se generó por el hallazgo de un arquitecto en un PH de Villa Urquiza quien, en medio de una mudanza, reconoció el nombre de Varela y lo acercó a la institución.

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